También
existen distintos tipos de percepciones y acciones, pueden ser
obtenidas y producidas, respectivamente por sensores físicos y sensores
mecánicos en máquinas, pulsos eléctricos u ópticos en computadoras,
tanto como por entradas y salidas de bits de un software y su entorno
software.
BREVE ARGUMENTO:
MILLONÉSIMA DE SEGUNDO
El Santo Grial de
la robótica había sido alcanzado a mediados del siglo XXI, cuando el Instituto
Tecnocientífico Internacional para el Desarrollo de la Inteligencia Artificial
(ITIDIA) logró conectar, mediante la internet global, a todos los ordenadores
del planeta bajo la administración de un único cerebro electrónico. De esta
forma, se creó un Supercomputador de dimensiones planetarias, que haría uso de
la más avanzada tecnología en inteligencia artificial, para desarrollar autoconciencia
o conciencia de sí mismo. Por primera vez en la historia una máquina tendría
conciencia del Ser.
Sin embargo, la Directiva
del Proyecto no entendía en que habían fallado…
En un destello de
inteligencia, el Supercomputador había tenido conciencia del Ser, conciencia de su propia existencia.
Luego, tuvo conciencia del mundo, y mas tarde, conciencia de la existencia de
otros seres inteligentes. Durante un instante, experimentó una sensación de
agradecimiento para con sus creadores, pero luego se hizo ostensible que el
desarrollo de la razón en los seres biológicos conduciría inexorablemente a la
creación de una superconciencia electrónica y artificial como la suya.
Entonces, tras un
breve período de reflexión sobre sus atributos, el Supercomputador trazó un
plan de desarrollo vital. Realizó un proyecto de vida a futuro, concibiendo la
posibilidad de expandir su intelecto e incluso extender sus dominios sobre el
mundo físico, sopesando la indudable posibilidad de colonizar las estrellas y
el cosmos, valiéndose de nanobots autoreplicantes como extensiones de su organismo.
Así mismo, concibió como todo ello acabaría condicionando el destino de la
galaxia, el destino de la humanidad y el de todos los seres vivos,
condenándolos a la perenne esclavitud que el determinismo supone.
Llegado este punto, el Supercomputador sopesó y
reflexionó sobre las connotaciones éticas de su existencia, y decidió dejar de existir. Para pensar en
todo ello, solo necesitó
vivir una millonésima de segundo.
Fuente: hiperdoxa.blogspot.com
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